La dignidad refuerza la personalidad, fomenta la sensación de plenitud y satisfacción. Para justificar la esclavitud se decía que el esclavo no era persona humana, sino un objeto, al igual que judíos, gitanos y homosexuales durante el nazismo. Es constante en la historia de la humanidad negar la dignidad humana para justificar y justificarse en los atentados contra ella.
También han existido y existen personas, especialmente el movimiento por los derechos animales, que también otorgan algún grado de dignidad a individuos de otras especies animales por su condición de individuos con cerebro que, por lo tanto, también tienen capacidad para sentir; no sin discusión puesto que esta asignación de dignidad también seguiría siendo un reconocimiento puramente humano.
Hoy en día todas las personas no dan el mismo respeto valorativo que hacían antes por una criatura en camino ya toman decisiones apresuradas y abortan como si nada , la dignidad humana afronta estos detalles de la persona en general , la sociedad cada día mas esta encontra del aborto pero también van a estar esas personas que quieran abortar por equivocación de su parte ; pero de por si esta mal hecho hacer esta practica en cuanto Dios no lo este permitiendo.
La sociedad actual se olvida que “cuando se aplica el concepto de persona a unos individuos, concedemos a estos un estatus determinado, el estatus de la ‘inviolabilidad’. Con la concesión de este estatus contraemos el deber de aceptar su relevancia. De aceptar el compromiso a respetarlo, de velar por sus derechos. Un compromiso ineludible para toda la población, que indudablemente se desconoce en el caso del aborto.
También lo refirma cuando dice: “Si el ser persona fuera un estado, podría surgir poco a poco. Pero si es persona es alguien que pasa por diferentes estados, entonces los supone todos”. “El ser personal no es resultado de un desarrollo, sino la estructura característica de un desarrollo”
La Iglesia afirma que el reconocimiento de Dios no se opone en modo alguno a la dignidad humana, ya que esta dignidad tiene en el mismo Dios su fundamento y perfección. Es Dios creador el que constituye al hombre inteligente y libre en la sociedad. Y, sobre todo, el hombre es llamado, como hijo, a la unión con Dios y a la participación de su felicidad. Enseña además la Iglesia que la esperanza escatológica no merma la importancia de las tareas temporales, sino que más bien proporciona nuevos motivos de apoyo para su ejercicio. Cuando, por el contrario, faltan ese fundamento divino y esa esperanza de la vida eterna, la dignidad humana sufre lesiones gravísimas -es lo que hoy con frecuencia sucede-, y los enigmas de la vida y de la muerte, de la culpa y del dolor, quedan sin solucionar, llevando no raramente al hombre a la desesperación.
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